Acudir al psicólogo: ¿cómo saber si lo necesito?

¿Cuándo debería acudir al psicólogo? ¿En qué punto de la vida es necesario acudir a un especialista de este tipo? ¿Qué clase de problemas o situaciones nos invitan a ponernos en sus manos? Son preguntas típicas que a todos nos han asaltado en algún momento de nuestra vida. Vamos a tratar de darles respuesta en estas siguientes líneas de nuestro blog.

Lo primero que hay que tener presente es que no es necesario tener TOC, depresión ni ninguna otra alteración. Podemos acudir a una consulta por el simple hecho de afrontar una situación nueva y no tener claro cómo manejarla. O para poder interiorizar mecanismos para saber afrontar todas las señales de alarma que se nos presenten en nuestro día a día.

En mi experiencia con psicólogos en Oviedo, hay ciertos momentos en los que el sufrimiento, la ansiedad o el agobio son intensos en nuestros días. Esto conduce al desasosiego, malestar y a una sensación de incapacidad. Nos mina nuestros días y provoca que nuestra vida pueda llegar a bloquearse, siendo incapaces de hallar una respuesta. Es en estos momentos cuando acudir al psicólogo puede convertirse en la mejor de las noticias.

 

Acudir al psicólogo como primer paso para solucionar nuestros males

No hay nada de malo en pedir consejos a familiares, pareja o amigos ante problemas cotidianos. Pero la perspectiva individual de cada uno nos hace dar consejos distintos para una misma situación. Sin embargo, al acudir al psicólogo nos estamos poniendo en especialistas preparados capaces de orientarte de una manera profesional y adecuada, lejos de la intuición o la emoción. Se apuesta por la objetividad y por ofrecer herramientas para que el propio paciente sea capaz de resolver cualquier atribulación por su propia cuenta.

Además, son muchos los problemas o situaciones que puede atender un especialista de este calibre de forma eficaz y rápida. Entre los trastornos más comunes, podemos destacar los siguientes:

  • Trastornos del estado de ánimo, así como episodios de ansiedad y depresión.
  • Timidez y fobia social.
  • Anorexia y bulimia y otros trastornos que estén relacionados directamente con la alimentación.
  • Estrés.
  • Trastornos del control de impulsos.
  • Falta de confianza y autoestima.
  • Trastornos relacionados con la personalidad.
  • Problemas y trastornos íntimos y de carácter sexual.

Estos son solo algunos de los problemas que nos pueden llevar a acudir al psicólogo. Pero es que son muchas las situaciones en las que se recomienda ponernos en sus manos. Por ejemplo, si sientes que el malestar se intensifica en tu vida hasta un punto en el que afecta a tu rutina, no te lo puedes pensar más.

También es posible que te sientas débil e incapaz de afrontar los mínimos problemas que se presentan en un día a día o ver cómo tu calidad de vida se ve afectada por problemas como el insomnio, tensión constante o la pérdida de interés por actividades que antes eran totalmente placenteras.